Para
intentar explicar la relación existente entre los marxistas
británicos y la cultura hay que comenzar comentando brevemente el
enfoque particular que dan a la cultura este heterogéneo grupo. Este
conjunto de historiadores británicos se empiezan a conocer, a
elaborar y a discutir de Historia con el Grupo de Historiadores del
Partido Comunista de Gran Bretaña. Su implicación política, en el
contexto de la Europa de la derrota del fascismo y el gran shock
social y político que eso había supuesto a toda la sociedad, fue
pues la primera de las características que define al grupo. Esto es
lo mismo que decir, que hay que entenderlos en su contexto
político-histórico, y como este contexto esta muy influido por el
marxismo, en parte por el denominado marxismo ortodoxo; las
diferencias que tiene con este serán explicadas más adelante ya que
su preocupación por la cultura es, en mi opinión, uno de los
mecanismos que tienen para diferenciarse y discutir algunas premisas
del la concepción marxista de la Historia.
Esta
implicación política se plasma en su producción histórica
recogiendo la tradición marxista, aunque no solamente ya que también
beberán de la propia historiografía inglesa. Esto
conlleva a que el enfoque de sus estudios este orientado a
"transformar el mundo" como el propio Marx en la onceava
Tesis sobre Feuerbach: "Los filósofos no han hecho más
que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata
es de transformarlo". Esto quiere decir que su preocupación por
la cultura, que se puede ver en sus intereses personales como es el
caso de Thompson que estudió literatura, Raymond Williams que era
profesor de arte escénico y Hobsbawm que escribió artículos
culturales alejados del estudió histórico como por ejemplo de Jazz,
estará orientada hacía aquellas facetas de la cultura de las clases
subalternas que ayuden a comprender el funcionamiento de estas, la
Historia desde abajo, ya que como marxistas comprenden que son estas
clases las que tienen la capacidad de cambiar el mundo.
Pero
su preocupación por la cultura va más allá del mero interés
individual, aunque este existiera. Su preocupación por la cultura
se sitúa en el plano académico en intentar explicar la lucha de
clases, y las clases como consecuencia de esta, investigando más
allá de lo puramente económico. Por lo tanto su trabajo trata
cuestiones culturales.
Pero
antes de continuar desentrañando la relación y aportaciones de los
marxistas británicos a la cultura hay que definir, en un concepto
como es el de cultura siempre tan volátil, qué es la cultura para
los marxistas británicos.
Aquí
cabría poner diferentes definiciones de cultura de varios autores,
historiadores, filósofos, sociólogos... Todos coincidirían en
exponer que es algo organizado, es decir, un complejo, un sistema, un
proceso... es decir, que se puede conocer y que tenemos la capacidad
de categorizarlo; y por otro lado que ese algo lo forma el
comportamiento y la inteligencia humanas, significados, actitudes,
valores, identidades, conocimiento, creencias, arte, moral,
costumbres, tradiciones y otros muchos más sustantivos que se
podrían emplear para llegar a entender qué es lo que nos hace
humanos y nos aleja del mundo animal.
Tradicionalmente
el marxismo ha tratado al ser humano como un ser económico, y el
papel que juegan los marxistas británicos, es precisamente a través
de las herramientas marxistas de análisis de la historia incluir la
faceta cultural. Esto no quiere decir que se prescinda de una cierta
determinación económica pues según las palabras de Raymond
Williams: “Un marxismo carente
de todo concepto de determinación, sin duda, no tiene sentido. Un
marxismo con muchos de los conceptos de determinación que ahora
incluye está muy disminuido.” [R. Williams, Marxism
and Literature,
Oxford, Oxford University Press, 1977, p83.]. Es esta contradicción,
que tradicionalmente en terminología marxista se ha denominado
infraestructura-superestructura, entre como de autónomo es el
desarrollo de la cultura de las bases materiales en las que surge, la
que los británicos intentan superar; y entenderlo como un todo.
Esta
posición no se puede comprender sin la influencia de Antonio
Gramsci, cuyos escritos, los famosos Cuadernos desde la cárcel,
fueron difundidos a finales de la década de los 40 y principios de
los 50. La influencia de Gramsci se centra sobretodo en
reforzar la idea de que no se puede analizar ni entender una clase
social sin su desarrollo histórico cultural concreto. Y que este
desarrollo cultural concreto es fruto de una cultura impuesta y que
es ajena al pueblo, y una cultura práctica
emanada de las experiencias sociales y materiales de las clases;
ambas culturas se entremezclan y no son puras ni independientes.
También sostiene que no se puede desarrollar una determinada
expresión cultural si no hay una fuerza social que la apoye o
sostenga, análisis bastante marxista reforzando la posición de que
la esfera cultural no es autónoma de la esfera social-económica.
Pero los marxistas británicos, cogiendo estas ideas defienden que si
bien es cierto que una expresión cultural no se puede entender sin
la fuerza social, una clase social con definición económica, esa
clase o fuerza social tampoco se puede comprender sin el desarrollo
cultural histórico concreto; añaden el componente de la práctica
histórica a los análisis del político italiano.
En
otras palabras que la clase solo se puede definir si se define la
lucha de clases, determinada
por las relaciones de producción, y estas relaciones de producción
no solo se dan en el plano material y económico si no que se dan en
lo moral, en lo político y en lo cultural. La producción de estos
historiadores resalta la unión entre infraestructura y la
superestructura para comprender globalmente la Historia, mientras que
el marxismo ortodoxo refuerza el papel de la infraestructura como
determinante de la superestructura.
Todo
esto se plasma en la producción histórica de los marxistas; un
alegato a esta superación de la visión de la clase son los trabajos
de E.P. Thompson La formación de la clase obrera en Inglaterra, o
la recopilación de artículos de Tradición, revuelta y
consciencia de clase. El solo
título de estas obras nos muestra la orientación de los estudios;
The making of english working class, en
su título original, añade el termino "inglesa" a la clase
obrera; el desarrollo concreto de la clase trabajadora inglesa no es
el mismo que el de la clase trabajadora española, o francesa; sale
de la definición de clase universalista y analiza la clase en primer
lugar como proceso, "making",
y en segundo lugar en un contexto histórico-cultural determinado,
Inglaterra.
En
Tradición, revuelta y consciencia de clase no
extraña que el primer sustantivo por el que comienza el título sea
"Tradición", partiendo del estudio de la cultura popular
de aquellas gentes intenta demostrar los comportamientos propios de
clase. Cuando habla de "consciencia", conocimiento
inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y
reflexiones, hace referencia a la "conciencia práctica" de
que hablaba Gramsci, la que surge de las experiencias sociales y que
convive con la cultura ajena conformando un todo. Utiliza pues
"consciencia" que hace referencia al conocimiento inmediato
y más práctico y no "conciencia", que hace referencia al
conocimiento reflexivo, y que es el término utilizado normalmente
en la teoría marxista para describir la formación madura de una
clase social.
Otra
obra en la que podemos ver la particular visión de la cultura de los
marxistas británicos es el libro de Eric Hobsbawm et alii, La
invención de la tradición, que
aunque trata de una manera más directa el tratamiento de la Historia
por el poder tiene ciertas reflexiones sobre "tradición" y
"costumbre" que se pueden utilizar para intentar explicar
su visión sobre la cultura. Para Hobsbawm la tradición, que es
inventada, implica un grupo de prácticas, normalmente gobernadas por
por reglas aceptadas abierta o tácitamente y de naturaleza simbólica
o ritual, que buscan inculcar determinados valores o normas de
comportamiento. En este sentido la "tradición" se
diferencia de la "costumbre", que domina en las sociedades
más tradicionales, es decir, aquellas en que la cultura del poder ha
sido más difícil o no ha sido necesario imponer, en que la
"costumbre" no descarta la innovación o el cambio en un
momento determinado, dado que su papel no es el de crear símbolos
con el objetivo de mantener la situación como esta si no el de
adaptarse en la práctica a nuevas situaciones. Por ello la
"tradición" esta alejada de la realidad social cambiante y
la constituyen rituales para cohesionar la sociedad, legitimar
instituciones e inculcar creencias o sistemas de valores. Se vuelve a
ver la percepción dual entre la parte impuesta y ajena al pueblo, la
"tradición", y aquella parte que surge de la práctica
social "costumbre".
Aunque
la "costumbre" para Thompson, sería el campo donde se una
contienda entre intereses contrapuestos; esto quiere decir que estos
campos de la esfera cultural en la que nos movemos no son cerrados y
tienen contradicciones internas y relaciones con otras esferas, es
este caso concreto el campo de las costumbre no estaría solo marcado
por la experiencia social concreta del pueblo, si no por la
influencia del poder y de la tradición; esto, cabe decir, se
fundamenta en sus estudios concretos sobre las revueltas y las formas
de resistencia en la Inglaterra preindustrial.
Por
último y para completar el esbozo sobre la cultura y los marxistas
británicos es imprescindible comentar los estudios culturales de
Raymon Williams. En Sociología de la Cultura el
galés realiza un análisis marxista de la producción cultural; es
decir analiza las relaciones de produción en el mundo de la cultura.
¿Si la cultura es aquel campo donde se pueden analizar las
contradicciones de clase, partiendo de la base de que para el
materialismo histórico la lucha de clases es el motor de la
historia, porqué no estudiar la cultura como producto? Y eso es lo
que intenta Williams, partiendo de la necesidad humana de la cultura,
como la danza o el canto surgen de la propia naturaleza humana;
analiza que es una necesidad más
para el ser humano, pero que está tiene la cualidad de reproducir el
sistema dominante. El análisis más importante que creo que se debe
de tomar de esta obra es que el propio desarrollo técnico de la
cultura entra en contradicción con su papel reproductivo,
entendiendo reprodución por la construcción de esos valores,
costumbres y tradiciones que hacen que el sistema se mantenga. Esa
contradicción la expresa en tanto en cuanto los intereses del
mercado entran en contradicción con el papel reproductivo de la
cultura; es decir, que llegado el momento la producción cultural,
que genera beneficios, producirá determinadas expresiones culturales
que vayan en contra del propio sistema.
Esta obra, más que por las particulares conclusiones con las que se
puede estar de acuerdo o no, es importante porque muestra hasta que
punto se dió importancia al estudio de la cultura, al que se
le aplica la misma metodología marxista que se aplica en el estudio
de la producción material.
Como conclusión del ensayo decir que la cultura para los marxistas
británicos no es el objeto principal del estudio. Comprenden la
cultura como terreno del estudio de otras cuestiones, sobretodo de la
lucha de clases. Pero sus reflexiones sobre este terreno aportan
reflexiones generales sobre la cultura que pueden ser y han sido
utilizadas por otros historiadores e historiadoras. Para terminar
destacar que lo principal que les diferencia del resto de marxistas
es la importancia que le otorgan a la especificidad del echo y a la
práctica histórica como referendo de la teoría; que se refleja en
el debate entre Althusser y Thompson. En cambio lo que les diferencia
de otros historiadores que se han dedicado a la historia cultural es
su preocupación por la cultura popular y el discernir el peso de la
determinación del ser social en esta.
"Aun
así, no deberíamos olvidar que “cultura” es un término
agrupador,
un término que, al juntar tantas actividades y tantos
atributos
en un solo conjunto, de hecho puede confundir u ocultar
distinciones
que se deberían hacer entre tales actividades y atributos.
Necesitamos
deshacer ese conjunto y examinar sus
componentes
con más cuidado: los ritos, las formas simbólicas, los
atributos
culturales de la hegemonía, la transmisión
intergeneracional
de la costumbre y la evolución de la costumbre
dentro
de formas históricamente específicas de relaciones de
trabajo y sociales."
[E.
P. Thompson, Costumbres
en común,
Barcelona, Crítica, 1995, p26.]
Bibliografía:
-E.
P. Thompson, Costumbres
en común,
Barcelona, Crítica, 1995
-R.
Williams, Marxism and
Literature, Oxford,
Oxford University Press, 1977
-R.
Williams, Sociología
de la Cultura, Barcelona,
Paidos, 1994
-E.
Hobsbawn et alii, Invención
de la Tradición, Barcelona,
Crítica, 2002
-H.
Kaye, Los
historiadores marxistas británicos,
Zaragoza, PUZ, 1989
-Antonio
Gramsci, ¿Qué es la cultura popular?,
Valencia, Publicaciones de la Universidad de Valencia, 2011