Tras
bastante tiempo sin actualizar el blog por fin publico una entrada que no es
más que un trabajo de la carrera. Sin embargo, espero que con esta reseña del
libro "A Sangre y Fuego" de Enzo Traverso, a alguno le entren ganas
de leerlo, porque sin duda es una de las mejores obras de historia social
escritas en el siglo XXI, imprescindible para conocer y entender la génesis del
fascismo y del genocidio, ahí lo dejo:
TRAVERSO, Enzo, A sangre y fuego. De la guerra civil europea (1914-1945),
Publicacions de la Universitat de València, Valencia, 2009 [2007].
Enzo
Traverso es un historiador italiano nacido en 1957, de raíces profundamente
marxistas, es hoy en día uno de los máximos exponentes de la historia social y
cultural. Estudió en la Universidad de Génova y obtuvo su doctorado en la
escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Actualmente es
profesor de Ciencia Política en la Universidad de Picardía Julio Verne, en
Francia, ha colaborado con multitud de universidades, entre ellas la
universidad de Zaragoza. Empieza a publicar sus principales obras a finales de
los noventa, centradas en el contexto de la “Guerra civil Europea” de 1914 a
1945, siendo los temas a tratar; la cuestión judía y sus intelectuales, los
marxistas y la violencia. Forma parte de la nueva hornada de historiadores
sociales que centran sus estudios desde una perspectiva cultural.[1]
(Enzo Traverso)
La
obra a tratar A sangre y fuego fue
editada por primera vez por Éditions Stock en 2007, y en castellano en 2009 a
través de Publicacions de la Universitat de Valencia, traducida por Miguel
Ángel Petrecca y revisada por Gustau Muñoz.
1.
Líneas magistrales de argumentación.
Es
una obra de síntesis que abarca las fechas ya mencionadas pertenecientes a lo
que el autor denomina Guerra Civil
Europea, su perspectiva no es lineal ni descriptiva, si no conceptual y
analítica. Traverso va analizando diferentes puntos imprescindibles para
entender este periodo histórico, teoriza que es una guerra civil y a partir de
aquí va explicando los porqués de la violencia, sin centrarse únicamente en la
víctimas si no en las culturas y en las mentalidades de los verdugos ¿Qué y
quién genera esa violencia? ¿Cómo se llega a la guerra total? ¿Quién asume
estos discursos y porqué los asumen? ¿Cómo actúan los vencedores tras la
guerra? ¿Cuál es el papel del estado? ¿Y el de los intelectuales? Traverso
intenta arrojar respuestas a estas preguntas y a
muchas más que pocas veces se
han realizado los historiadores, o que si se las han realizado no han llegado a
una síntesis como la que recoge Traverso en A
sangre y fuego. El libro está marcado por las contantes referencias
bibliográficas a una infinidad de autores de todo signo e ideología, desde el
católico alemán Carl Schmitt ideólogo del nazismo –el cual usa como referencia
en todo el texto-, pasando por Keynes, Clausewitch, todo tipo de historiadores
–marxistas, conservadores, liberales…- hasta el político “estalinista” italiano
Palmiro Togliatti, además el libro está trufado de referencias culturales de
cineastas, literatos, pintores o poetas de todo signo político.
La primera guerra mundial por Otto Dix |
2.
1914 como fecha de inicio
La
fecha de inicio que pone Traverso a la guerra civil -1914- es significativa, ya
que no todas las tendencias historiográficas están de acuerdo con este punto,
en la propia Obertura del texto,
Traverso hace una crítica al historiador conservador alemán Ernst Nolte –que es
quien acuña en última instancia el término Guerra
civil europea-, este argumenta que la fecha de inicio debería ser 1917, el
año de la revolución rusa, según Nolte esta supondría el desequilibro político
y social que desencadenaría la asunción del fascismo por parte de las clases
dominantes italianas y alemanas frente a la amenaza bolchevique. Traverso y
otros historiadores sociales –como E. Hobsbawm o J. Casanova- argumentan que; primero es incomprensible la
revolución de Octubre sin entender la primera guerra mundial, y que el fascismo
no aparece únicamente por contraposición al bolchevismo, si no que sus raíces
son mucho más profundas y provienen en gran parte de la experiencia dramática
de la gran guerra. Uno de los puntos centrales del libro de Traverso es
analizar como la cultura que genera la Gran Guerra –en el capítulo Imaginarios de Violencia- es precursora
de la ideología fascista.
3. El
término guerra civil europea
Traverso
prosigue analizando el término Guerra
Civil Europea. ¿Qué diferencias hay con una guerra tradicional entre
estados? La diferencia fundamental –según el autor- nace de la naturaleza
antagónica entre los contendientes, la guerra civil no busca una paz pactada
que suponga pequeños avances o ventajas para el ganador, si no que esta solo se
puede solucionar con la derrota total de uno de los dos bandos, la guerra civil
enfrenta a dos “relatos” a dos concepciones de la sociedad, necesariamente uno
debe de desaparecer, debe de ser totalmente derrotado para que el otro triunfe.
Para el autor hay dos precedentes claros de guerras civiles europeas, la
primera sería la Guerra de los treinta años en el siglo XVII, donde no solo se
enfrentan los estados más poderosos de Europa, si no que determinó las premisas
del estado moderno absolutista frente
al feudal y también enfrentó dos visiones del cristianismo, la protestante y la
católica, que profundizan mucho más allá que las meras visiones que cada uno de
los contendientes tiene de la iglesia.
La segunda guerra civil europea comenzaría
con la Revolución Francesa en 1789 y acabaría con la derrota de Napoleón en
1815 y el segundo tratado de París, otra vez vuelve a ser una guerra que no
sólo enfrenta a estados, si no que enfrenta dos concepciones del mundo, la
liberal impulsada por la clase emergente –la burguesía- y el Antiguo Régimen
representado por las aristocracias, la nobleza y las monarquías europeas. El
argumento liberal es simple y maniqueo, “amigos o enemigos de la libertad” esta
dicotomía se repetirá en todas las guerras civiles.
Tras
el fin de la segunda guerra civil europea
se entraría en la llamada “Paz de los 100 años” que se mantendría hasta
1914 y que se sustenta en cuatro pilares fundamentales; el equilibro entre
potencias, el patrón oro, la economía liberal unida a la revolución industrial
y el estado de derecho con ciertas libertades constitucionales. Es falso que no
haya guerras durante este periodo, pero las que hay que se basan en el absoluto
respeto entre naciones “iguales”, que forman parte de un mismo corpus liberal y que mantienen un nivel
similar de desarrollo de las fuerzas productivas. Durante esta paz se
normativiza la guerra, se firman diferentes convenciones que hagan de estas
guerras unos “duelos justos entre contendientes iguales”, las guerras de este
periodo no pasan más allá de unas pocas batallas donde vence un contendiente
que obtiene beneficios de una paz firmada entre el respeto mutuo, y donde los
dos (o más) estados reconocen el honor del adversario. Este clima de paz
generará una cultura y unas mentalidades que se romperán totalmente en la Gran
Guerra.
4. La
guerra total
La
Gran Guerra es la primera guerra total
de la historia, la primera que implica a los civiles de forma masiva y que
mecaniza e industrializa los engranajes bélicos. Esta supone unos niveles de
exterminio y destrucción jamás vistos. Pero ¿Existen precedentes de esta guerra total? Traverso nos demuestra que
si, el más claro y cercano se da durante el siglo XIX en la colonización de
África. Mientras en Europa la guerra es respetuosa y está normativizada, en
África todo vale, civiles y soldados se confunden, según Traverso la diferencia
sustancial radica en la percepción del otro.
Mientras los europeos forman parte de una misma familia, comparten una historia
y son “el adalid y cumbre de la civilización humana” los africanos son
salvajes, que no se organizan como europeos ni responden a los mismos
principios civilizatorios, por lo tantos son dignos de exterminio y deben ser
culturizados y civilizados. Esta percepción del otro unido al desarrollo tecnológico hará que Engels profetizara en
1888 que la siguiente gran guerra europea enfrentaría a estados tan sumamente
desarrollados y totalizados que llevaría a millones de muertos y a una
destrucción total de Europa[2].
Para
el autor con la llegada de la guerra
total, los esquemas culturales europeos quedan destruidos, el progreso ha
llevado a la mayor destrucción jamás vista, uno de los contendientes, la Rusia
zarista, ha sido víctima de una revolución proletaria que rompe todos los
esquemas clásicos y hace temer la expansión revolucionaria, además la guerra ha
generado una “cultura de guerra” consistente en la “brutalización” del lenguaje
y en la “militarización” de las formas de hacer política, ya no se enfrentan
concepciones del liberalismo más conservadores o más progresistas, 1914 ha
hecho que surjan a la palestra otras formas de hacer política que representan
modelos de sociedad totalmente diferentes, según Traverso la Gran Guerra llevó
a la lucha política total entre proyectos irreconciliables. La primera guerra
mundial abre el periodo de la guerra
civil europea (1914-1945) que está atravesada por la guerra entre estados,
las guerras civiles dentro de estos estados, las luchas de liberación y todas
estas a su vez transversalizadas por la lucha de clases. El clima de guerra
civil es constante durante estos 31 años, a parte de las dos guerras mundiales
hay multitud de guerras civiles en el periodo, desde la rusa –del 18 al 23-
hasta la española –del 36 al 39-, que preconizará la segunda guerra mundial que
es a su vez un compendio de guerras civiles, de liberación y entre estados.
5. La
génesis del fascismo
Sin
duda el espacio que tiene el fascismo y su surgimiento en el libro de Traverso
es clave, sus análisis sobre el tema son esclarecedores y dignos de una reseña
aparte:
5.1.
Anomia y culturas de guerra
Según
Traverso durante la guerra civil se alcanza la anomia, es decir la incapacidad de la estructura social de dar
respuesta a parte de sus individuos que se ven incapaces de cumplir su función
social, este término es clave para entender el surgimiento del fascismo, que a
su vez es pieza indispensable en la guerra civil europea.
Soldados alemanes en la Gran Guerra, entre ellos un joven Adolf Hitler |
Traverso
analiza en su apartado “Culturas de Guerra” como la guerra total, la muerte
masiva, mecánica de los contendientes, generará a posteriori una cultura en los
combatientes inexplicable sin los preceptos de la guerra total. Estos soldados
se convierten en outsiders tras la
guerra, han sido víctimas del peor horror sufrido por la humanidad y además –en
los países derrotados y en Italia con su “victoria mutilada”- ven como su
nación es humillada por las cláusulas de guerra y azotada por las intentonas
revolucionarias. Italia será el primer país donde uno de estos excombatientes,
Mussolini, sea capaz de convertir ese sentimiento anómico en una propuesta
política que finalmente recibirá el apoyo de las clases dirigentes y que adoptará
por nombre Fascismo. Pero será la llegada de Hitler al poder en 1933, la que
situé realmente al fascismo como un fenómeno internacional –de tal manera que
los comunistas serán capaces de salir del sectarismo caracterizado por su
ataque a la socialdemocracia y avanzarán hacia la táctica del frentepopulismo
para combatir al fascismo-.
5.2.
El miedo y el odio
El miedo es un término clave para
Traverso, en los países derrotados es evidente que este miedo ante la
adversidad,- ante la derrota, ante el castigo, ante la crisis económica del 29
y sus consecuencias, en general ante la imposibilidad del sistema resultante de
la guerra de asumir la sociedad de masas y las reivindicaciones de los outsiders-, generará una histeria que será canalizada por los
fascistas para tomar el poder y para edificar su sistema social. El miedo se transforma en odio y este se desplaza hacia las minorías –como los judíos en
Alemania- o hacia los comunistas. El odio a los judíos ya está patente en la
sociedad alemana, Hitler lo exacerba y lo materializa, el miedo hacia los
comunistas es potenciado por los poderes económicos que temen la expropiación
de sus propiedades y asumido por las clases medias que tras la crisis económica
se ven en riesgo de proletarización.
5.3.
El estado excepcional
El
nazismo en el poder se conforma como una dictadura, ya no clásica como analiza
Traverso en el primer capítulo, si no como un estado excepcional, que se dota de un aparato legal para aquello
que le interesa –mantener su sistema de propiedad- y de otro ilegal, mediante
el cual elimina a los “enemigos del pueblo”, este genera que en Alemania
durante el nazismo se viva un estado de guerra civil permanente, el otro, el chivo expiatorio, es negado, es
eliminado sistemáticamente desde fuera de la ley, hay una legalidad para los
alemanes que apoyan nazismo y un vacío legal para los enemigos, están fuera,
deben de ser eliminados. La guerra se conforma así como el centro del mundo
fascista, tiene su lógica si entendemos que el fascismo es propio e
inconcebible sin la cultura de guerra que genera el conflicto del 14 al 18.
6. El
papel de la juventud
Para
ayudar a comprender como se generan estos cambios, me parece de vital
importancia el capítulo que Traverso dedica a la Juventud Masculina, en el analiza como el crecimiento poblacional
propio de esa pax burguesa de los 100 años, acompañado de la revolución
industrial y el consecuente desarrollo –sin parangón en la historia de la
humanidad- de las fuerzas productivas hacen que la población se multiplique en
los países europeos, la juventud en el periodo de la guerra civil europea, es
sin duda el sector poblacional más importante no sólo por su número si no por
su nivel de movilización y politización. Traverso analiza como los líderes
bolcheviques en 1917 apenas superan los 30 años, al igual que los líderes
fascistas alemanes e italianos cuando llegan al poder no superan los 40 años de
edad, es la generación de la Gran Guerra, que está rompiendo con la generación
anterior, la decimonónica del duelo justo entre enemigos iguales.
7. La
guerra total contra los civiles
Esclarecedor
es el capítulo que el autor dedica a la guerra contra los civiles, sobre todo
la parte que habla de la segunda guerra mundial. Son sorprendentes las
diferencias abismales entre el frente oriental y el occidental. Durante la
segunda guerra mundial “apenas” 1.2 millones de personas mueren en Francia,
Gran Bretaña, Holanda y Bélgica[3],
es decir, en el frente occidental, mientras que el oriental –los Balcanes,
Polonia y la URSS- los muertos alcanzan los 31 millones, un porcentaje entre el
10 y el 20% de la población de esos países[4].
¿A
qué se debe esta diferencia brutal? Según Traverso la guerra en el frente
occidental mantuvo muchas de las premisas que se marcaban todavía en 1914, para
Alemania, Francia y Gran Bretaña eran naciones dignas, a un nivel cultural y
racial semejante –que nunca superior- al suyo, eran naciones que debía ser
absorbidas y asimiladas por el III Reich, sin embargo, el este de Europa era
considerado el espacio vital para la expansión de Reich. Fue una guerra contra
el bolchevismo, por lo tanto una guerra ideológica, una guerra colonial, por la
conquista del espacio vital y una guerra racial, contra los judíos –a su vez
para los nazis todos los bolcheviques eran judíos- y contra los eslavos y
asiáticos, no tan despreciables como los judíos, pero subhombres para la teoría
racial nazi. Estas tres premisas desembocaron en lo que sin duda ha sido la
guerra más cruel de este periodo. En occidente se respetaron a los civiles
–excepto a las minorías y a los comunistas- en orienta la guerra era de
exterminio. Al final del libro Traverso recuerda como los intelectuales de la
época “olvidaron” la cuestión judía, que no sería rescatada hasta la década de
los 70 y como los intelectuales antifascistas ignoran o directamente niegan los
crímenes de la URSS durante el gobierno de Stalin, Traverso reflexiona “[el]
olvido del estalinismo fue tan profundo como grave era la amenaza fascista”[5].
Traverso
explica con este argumento, como es “entendible” que la entrada en Alemania del
ejército soviético se saldara con tantísima crueldad, según su argumentación,
cuanto mayor es la represión del atacante mayor es la depuración del defensor
cuando logra triunfar, el autor nos lo ejemplifica al principio del libro con
el ejemplo de su pueblo natal, cuando la resistencia logró entrar el día de la
liberación al pueblo, lo primero fue buscar a los colaboradores para
eliminarlos, y si no se encontraban suficientes, aquellos sospechosos de serlo,
o que por su origen lo podrían ser –como
tener un apellido alemán- eran “ajusticiados”.
8.
Apartado crítico y conclusión
A sangre y fuego a parte de lo reseñado
es mucho más, resulta muy complicado hacer un resumen del cuerpo argumentativo
del libro debido a que cada capítulo y cada entradilla tienen argumentos y
tesis que darían para reflexiones de centenares de páginas. La principal virtud
de este libro es su capacidad de síntesis, la cantidad de conceptos y de ideas
que están resumidas en 226 páginas es increíble. El libro es un complemento
indispensable para conocer el periodo histórico de 1914 a 1945, no analiza
temas económicos ni hace un recorrido político, sus aportes se centra en el
apartado cultural, por lo tanto es necesario apoyarse en otros trabajos para
alcanzar una mayor profundidad, sin duda esos trabajos ya están realizados por
otros historiadores, Traverso es consciente y se centra en los temas que
todavía no están lo suficientemente desarrollados ni investigados. En la
carrera se me ha recomendado este libro en varias ocasiones, y ahora entiendo
el porqué de tanto aplomo, sin duda la lectura de este libro es fundamental
para conocer con profundidad el periodo histórico de la guerra civil europea.
A sangre y fuego se nota que es el
resultado de muchos años de trabajo, por parte de un historiador profesional
enfocado hacia la historia social y cultural, buena prueba de ello es la
cantidad de referencias bibliográficas y la disparidad de estas, desde
ultimísimos estudios de la violencia republicana en Zaragoza, pasando por las
aportaciones teóricas del mayor ideólogo del nacional-socialismo hasta lecturas
y referencias a panfletos bolcheviques de principios del siglo XX.
Hay
una crítica muy concreta que sí que me gustaría plantear, cuando Traverso habla
de la depuración hace referencia a la
diferencia entre los juicios que hay tras la segunda guerra mundial, en la zona
occidental y oriental, Traverso afirma que en la zona occidental la indulgencia
es enorme, y que durante el periodo inmediatamente posterior, antiguos altos
cargos del fascismo alemán e italiano siguen presentes en la primera línea de
las magistraturas de las nuevas repúblicas italiana y alemana. Incluso un
redactor de las leyes de Nuremberg de 1935 formó parte del gobierno de Adenauer[6],
la indulgencia por parte de las autoridades aliadas fue –a mi juicio- excesiva
con aquellos que edificaron el aparato del nazismo que recordemos fue causante
directo de unos 60 millones de muertos. En el lado oriental la justicia fue más
“justa” y un porcentaje mucho mayor de nazis y colaboracionistas fue
sentenciado a muerte o a duras penas. Mi crítica viene no por lo que dice, si
no por lo que deja de decir, no sé si es a consecuencia de la síntesis o si es
un olvido consciente.
Es
evidente –y la historiografía lo ha demostrado- que la indulgencia de los
aliados con los derrotados se debió en gran parte a la necesidad de absorber
esos cuadros altos e intermedios en los aparatos de los estados vencedores en
su lucha contra el comunismo, conocemos la Operación
Paperclip en la centenares de científicos nazis son reclutados por el
servicio de inteligencia y militar norteamericano para poner al servicio de
EEUU los adelantos nazis, también la Operación
Gladio en la que cuadros intermedios de las SS, del ejército nazi y fascistas
italianos se enrolan en una organización terrorista al servicio de la OTAN en
lucha contra el comunismo en los países occidentales. Traverso no nombra en A sangre y fuego la intencionalidad
política de estas absoluciones. Más allá
de los porqués de la no inclusión de este tema, es interesante la reflexión que
se puede sacar al respecto:
Cuando
el orden liberal es sustituido por el fascista en los territorios derrotados
tras la Gran Guerra, son las élites económicas de estos países las que finalmente
dan el apoyo determinante a estas formaciones. Durante el auge del fascismo
algunos liberales y conservadores de los países victoriosos -supuestamente
“democráticos”- apoyaron y alabaron las andanzas de Mussolini contra el
comunismo, también negaron el apoyo a la democracia española contra el
fascismo. Sólo se posicionaron claramente contra este cuando sus intereses
económicos y diplomáticos en el continente fueron claramente trastocados por la
Alemania Nazi.
¿Fue
la guerra de los aliados contra el fascismo una guerra total? A nivel de
víctimas y de masacres está claro que sí, pero dentro de los parámetros de
Traverso ¿Se enfrentaron realmente dos proyectos contrapuestos incapaces de
sobrevivir el uno con el otro? La posterior absorción por parte de las
“democracias” liberales de los restos del aparato nazi-fascista nos hace
entrever que la guerra entre nazis, fascistas y aliados fue una guerra entre
estados miembros de un mismo corpus
que mantiene una misma base, su sistema económico. En una reseña de este tipo
resulta imposible profundizar en esta reflexión, pero creo que queda claro por
dónde van los tiros.
Para
concluir; el tema “estrella” de este periodo es la violencia, y Traverso
realiza un análisis brillante de sus causas, canalizaciones, desarrollo y
consecuencias, pocos se habían atrevido a ponerse en la piel de los verdugos y
en analizar las verdaderas causas de la violencia exacerbada propia de este
periodo histórico, este es para mí el punto más importante del libro y el que
más ha contribuido para mí formación como historiador. Realizar una crítica
general negativa al libro me resulta casi imposible, quizá este, podría ser
mucho más divulgativo si utilizara un lenguaje más llano e introdujera historia
política y económica, aunque se ampliara el número de páginas podría llegar a
muchos más lectores. Me temo que hoy por hoy este libro solo es leído por
historiadores. De todas formas para mí es un libro de referencia a la altura de
Historia del siglo XX de Hobsbawm o La formación de la clase obrera en
Inglaterra de E.P. Thompsom.
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