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sábado, 17 de enero de 2015

Los marxistas británicos y la cultura.

Para intentar explicar la relación existente entre los marxistas británicos y la cultura hay que comenzar comentando brevemente el enfoque particular que dan a la cultura este heterogéneo grupo. Este conjunto de historiadores británicos se empiezan a conocer, a elaborar y a discutir de Historia con el Grupo de Historiadores del Partido Comunista de Gran Bretaña. Su implicación política, en el contexto de la Europa de la derrota del fascismo y el gran shock social y político que eso había supuesto a toda la sociedad, fue pues la primera de las características que define al grupo. Esto es lo mismo que decir, que hay que entenderlos en su contexto político-histórico, y como este contexto esta muy influido por el marxismo, en parte por el denominado marxismo ortodoxo; las diferencias que tiene con este serán explicadas más adelante ya que su preocupación por la cultura es, en mi opinión, uno de los mecanismos que tienen para diferenciarse y discutir algunas premisas del la concepción marxista de la Historia.


Esta implicación política se plasma en su producción histórica recogiendo la tradición marxista, aunque no solamente ya que también beberán de la propia historiografía inglesa. Esto conlleva a que el enfoque de sus estudios este orientado a "transformar el mundo" como el propio Marx en la onceava Tesis sobre Feuerbach: "Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo". Esto quiere decir que su preocupación por la cultura, que se puede ver en sus intereses personales como es el caso de Thompson que estudió literatura, Raymond Williams que era profesor de arte escénico y Hobsbawm que escribió artículos culturales alejados del estudió histórico como por ejemplo de Jazz, estará orientada hacía aquellas facetas de la cultura de las clases subalternas que ayuden a comprender el funcionamiento de estas, la Historia desde abajo, ya que como marxistas comprenden que son estas clases las que tienen la capacidad de cambiar el mundo.

Pero su preocupación por la cultura va más allá del mero interés individual, aunque este existiera. Su preocupación por la cultura se sitúa en el plano académico en intentar explicar la lucha de clases, y las clases como consecuencia de esta, investigando más allá de lo puramente económico. Por lo tanto su trabajo trata cuestiones culturales.

Pero antes de continuar desentrañando la relación y aportaciones de los marxistas británicos a la cultura hay que definir, en un concepto como es el de cultura siempre tan volátil, qué es la cultura para los marxistas británicos.

Aquí cabría poner diferentes definiciones de cultura de varios autores, historiadores, filósofos, sociólogos... Todos coincidirían en exponer que es algo organizado, es decir, un complejo, un sistema, un proceso... es decir, que se puede conocer y que tenemos la capacidad de categorizarlo; y por otro lado que ese algo lo forma el comportamiento y la inteligencia humanas, significados, actitudes, valores, identidades, conocimiento, creencias, arte, moral, costumbres, tradiciones y otros muchos más sustantivos que se podrían emplear para llegar a entender qué es lo que nos hace humanos y nos aleja del mundo animal.

Tradicionalmente el marxismo ha tratado al ser humano como un ser económico, y el papel que juegan los marxistas británicos, es precisamente a través de las herramientas marxistas de análisis de la historia incluir la faceta cultural. Esto no quiere decir que se prescinda de una cierta determinación económica pues según las palabras de Raymond Williams: “Un marxismo carente de todo concepto de determinación, sin duda, no tiene sentido. Un marxismo con muchos de los conceptos de determinación que ahora incluye está muy disminuido.” [R. Williams, Marxism and Literature, Oxford, Oxford University Press, 1977, p83.]. Es esta contradicción, que tradicionalmente en terminología marxista se ha denominado infraestructura-superestructura, entre como de autónomo es el desarrollo de la cultura de las bases materiales en las que surge, la que los británicos intentan superar; y entenderlo como un todo.

Esta posición no se puede comprender sin la influencia de Antonio Gramsci, cuyos escritos, los famosos Cuadernos desde la cárcel, fueron difundidos a finales de la década de los 40 y principios de los 50. La influencia de Gramsci se centra sobretodo en reforzar la idea de que no se puede analizar ni entender una clase social sin su desarrollo histórico cultural concreto. Y que este desarrollo cultural concreto es fruto de una cultura impuesta y que es ajena al pueblo, y una cultura práctica emanada de las experiencias sociales y materiales de las clases; ambas culturas se entremezclan y no son puras ni independientes. También sostiene que no se puede desarrollar una determinada expresión cultural si no hay una fuerza social que la apoye o sostenga, análisis bastante marxista reforzando la posición de que la esfera cultural no es autónoma de la esfera social-económica. Pero los marxistas británicos, cogiendo estas ideas defienden que si bien es cierto que una expresión cultural no se puede entender sin la fuerza social, una clase social con definición económica, esa clase o fuerza social tampoco se puede comprender sin el desarrollo cultural histórico concreto; añaden el componente de la práctica histórica a los análisis del político italiano.

En otras palabras que la clase solo se puede definir si se define la lucha de clases, determinada por las relaciones de producción, y estas relaciones de producción no solo se dan en el plano material y económico si no que se dan en lo moral, en lo político y en lo cultural. La producción de estos historiadores resalta la unión entre infraestructura y la superestructura para comprender globalmente la Historia, mientras que el marxismo ortodoxo refuerza el papel de la infraestructura como determinante de la superestructura.

Todo esto se plasma en la producción histórica de los marxistas; un alegato a esta superación de la visión de la clase son los trabajos de E.P. Thompson La formación de la clase obrera en Inglaterra, o la recopilación de artículos de Tradición, revuelta y consciencia de clase. El solo título de estas obras nos muestra la orientación de los estudios; The making of english working class, en su título original, añade el termino "inglesa" a la clase obrera; el desarrollo concreto de la clase trabajadora inglesa no es el mismo que el de la clase trabajadora española, o francesa; sale de la definición de clase universalista y analiza la clase en primer lugar como proceso, "making", y en segundo lugar en un contexto histórico-cultural determinado, Inglaterra.


En Tradición, revuelta y consciencia de clase no extraña que el primer sustantivo por el que comienza el título sea "Tradición", partiendo del estudio de la cultura popular de aquellas gentes intenta demostrar los comportamientos propios de clase. Cuando habla de "consciencia", conocimiento inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones, hace referencia a la "conciencia práctica" de que hablaba Gramsci, la que surge de las experiencias sociales y que convive con la cultura ajena conformando un todo. Utiliza pues "consciencia" que hace referencia al conocimiento inmediato y más práctico y no "conciencia", que hace referencia al conocimiento reflexivo, y que es el término utilizado normalmente en la teoría marxista para describir la formación madura de una clase social.

Otra obra en la que podemos ver la particular visión de la cultura de los marxistas británicos es el libro de Eric Hobsbawm et alii, La invención de la tradición, que aunque trata de una manera más directa el tratamiento de la Historia por el poder tiene ciertas reflexiones sobre "tradición" y "costumbre" que se pueden utilizar para intentar explicar su visión sobre la cultura. Para Hobsbawm la tradición, que es inventada, implica un grupo de prácticas, normalmente gobernadas por por reglas aceptadas abierta o tácitamente y de naturaleza simbólica o ritual, que buscan inculcar determinados valores o normas de comportamiento. En este sentido la "tradición" se diferencia de la "costumbre", que domina en las sociedades más tradicionales, es decir, aquellas en que la cultura del poder ha sido más difícil o no ha sido necesario imponer, en que la "costumbre" no descarta la innovación o el cambio en un momento determinado, dado que su papel no es el de crear símbolos con el objetivo de mantener la situación como esta si no el de adaptarse en la práctica a nuevas situaciones. Por ello la "tradición" esta alejada de la realidad social cambiante y la constituyen rituales para cohesionar la sociedad, legitimar instituciones e inculcar creencias o sistemas de valores. Se vuelve a ver la percepción dual entre la parte impuesta y ajena al pueblo, la "tradición", y aquella parte que surge de la práctica social "costumbre".


Aunque la "costumbre" para Thompson, sería el campo donde se una contienda entre intereses contrapuestos; esto quiere decir que estos campos de la esfera cultural en la que nos movemos no son cerrados y tienen contradicciones internas y relaciones con otras esferas, es este caso concreto el campo de las costumbre no estaría solo marcado por la experiencia social concreta del pueblo, si no por la influencia del poder y de la tradición; esto, cabe decir, se fundamenta en sus estudios concretos sobre las revueltas y las formas de resistencia en la Inglaterra preindustrial.

Por último y para completar el esbozo sobre la cultura y los marxistas británicos es imprescindible comentar los estudios culturales de Raymon Williams. En Sociología de la Cultura el galés realiza un análisis marxista de la producción cultural; es decir analiza las relaciones de produción en el mundo de la cultura. ¿Si la cultura es aquel campo donde se pueden analizar las contradicciones de clase, partiendo de la base de que para el materialismo histórico la lucha de clases es el motor de la historia, porqué no estudiar la cultura como producto? Y eso es lo que intenta Williams, partiendo de la necesidad humana de la cultura, como la danza o el canto surgen de la propia naturaleza humana; analiza que es una necesidad más para el ser humano, pero que está tiene la cualidad de reproducir el sistema dominante. El análisis más importante que creo que se debe de tomar de esta obra es que el propio desarrollo técnico de la cultura entra en contradicción con su papel reproductivo, entendiendo reprodución por la construcción de esos valores, costumbres y tradiciones que hacen que el sistema se mantenga. Esa contradicción la expresa en tanto en cuanto los intereses del mercado entran en contradicción con el papel reproductivo de la cultura; es decir, que llegado el momento la producción cultural, que genera beneficios, producirá determinadas expresiones culturales que vayan en contra del propio sistema.

Esta obra, más que por las particulares conclusiones con las que se puede estar de acuerdo o no, es importante porque muestra hasta que punto se dió importancia al estudio de la cultura, al que se le aplica la misma metodología marxista que se aplica en el estudio de la producción material.

Como conclusión del ensayo decir que la cultura para los marxistas británicos no es el objeto principal del estudio. Comprenden la cultura como terreno del estudio de otras cuestiones, sobretodo de la lucha de clases. Pero sus reflexiones sobre este terreno aportan reflexiones generales sobre la cultura que pueden ser y han sido utilizadas por otros historiadores e historiadoras. Para terminar destacar que lo principal que les diferencia del resto de marxistas es la importancia que le otorgan a la especificidad del echo y a la práctica histórica como referendo de la teoría; que se refleja en el debate entre Althusser y Thompson. En cambio lo que les diferencia de otros historiadores que se han dedicado a la historia cultural es su preocupación por la cultura popular y el discernir el peso de la determinación del ser social en esta.

"Aun así, no deberíamos olvidar que “cultura” es un término
agrupador, un término que, al juntar tantas actividades y tantos
atributos en un solo conjunto, de hecho puede confundir u ocultar
distinciones que se deberían hacer entre tales actividades y atributos.
Necesitamos deshacer ese conjunto y examinar sus
componentes con más cuidado: los ritos, las formas simbólicas, los
atributos culturales de la hegemonía, la transmisión
intergeneracional de la costumbre y la evolución de la costumbre
dentro de formas históricamente específicas de relaciones de
trabajo y sociales."
[E. P. Thompson, Costumbres en común, Barcelona, Crítica, 1995, p26.]


Bibliografía:
-E. P. Thompson, Costumbres en común, Barcelona, Crítica, 1995
-R. Williams, Marxism and Literature, Oxford, Oxford University Press, 1977
-R. Williams, Sociología de la Cultura, Barcelona, Paidos, 1994
-E. Hobsbawn et alii, Invención de la Tradición, Barcelona, Crítica, 2002
-H. Kaye, Los historiadores marxistas británicos, Zaragoza, PUZ, 1989
-Antonio Gramsci, ¿Qué es la cultura popular?, Valencia, Publicaciones de la Universidad de Valencia, 2011

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